conmemorado el 13 de marzo.
Nuestro Santo Padre Leandro, obispo de Sevilla en España, fue doctor de la Iglesia e iluminador de los españoles. Vivió en el siglo VI y descendía de una familia aristócrata. Su padre era duque, de ascendencia bizantina, mientras que su madre era la primogénita del rey visigodo Leovigildo quien reinaba en Sevilla, capital del reino visigótico.
Muy temprano abrazó la vida monástica y se distinguió por su cultura y sus virtudes. Por éstas razones, la Iglesia de Cristo lo elevó a Metropolita en el año 579.
Fundó una Escuela de Teología destinada a la divulgación de la Ortodoxia, pero también al cultivo de las ciencias y las artes en general, entre el pueblo de éste reino bárbaro. Los dos hijos del rey, Hermenegildo y Recaredo, sobrinos de san Leandro por parte de su madre, estaban entre los discípulos del Santo. Hermenegildo abrevó de las aguas de la Ortodoxia. Su fe en la Iglesia se fortaleció aún más gracias a su devota esposa Ingunda, hija del rey de los Francos, Sigeberto.
Cuando su padre, al trasladar su capital a Toledo, lo fijó Sevilla para su residencia, estalló una persecución contra los ortodoxos. El hereje Leovigildo entró en conflicto con su hijo ortodoxo, Hermenegildo. Tal era la intensidad de la persecución y la manía de los herejes, que “nadie veía en ninguna parte a hombre libre, y la propia tierra perdió su antigua fertilidad”.
El rey hereje asedió Sevilla y encerró a su hijo en una oscura prisión, donde lo estranguló el día de Pascua del año 586.
En aquel tiempo, poco antes de su destierro junto con otros confesores de la Ortodoxia, San Leandro se marchó a Constantinopla para pedirle ayuda al emperador. Allí conoció a san Gregorio el Grande (o Magno, o Dialoguista) y se unió a él en una fuerte amistad.
Cuando la persecución contra los ortodoxos llegó a su punto máximo de intensidad, al rey Leovigildo lo sobrevino una enfermedad mortal. Por Gracia, se convirtió. En su lecho de muerte llamó a san Leandro, y, después de arrepentirse, le pidió que condujese a su sucesor, Recaredo, a la verdadera fe ortodoxa. El nuevo rey, obedeciendo a su antiguo maestro, se convirtió y convocó enseguida el III Concilio de Toledo, en el cual leyó, ante todos, la confesión de fe en las decisiones del Concilio Ecuménico de Nicea, y anunció que los pueblos de los godos y los suevos unidos volverían a la unidad de la Iglesia Universal.
San Leandro, que presidió este Concilio, dedicó el resto de su vida a enseñar a su rebaño, primero, con su ejemplo iluminador, asimismo, con sus iluminados escritos. Preparó a su hermano, san Isidoro, para ser su sucesor en el trono de Sevilla y la gloria de la Iglesia de España. Ayudó también a su hermana, Santa Florentina, a ser fundadora y abadesa de cuarenta conventos con miles de personas dedicadas a la vida monástica, escribiendo un ritual monacal, que desde entonces se llama “Regla de San Leandro”. Organizó también el Culto de la Iglesia de España, colocando las bases de la Divina Liturgia llamada “Mozárabe”.
El Santo Obispo de Sevilla, después de soportar muchas dificultades y pruebas, entregó su santa alma al Señor el día 13 de marzo del año 600 (601, según otras fuentes).
Señor Jesucristo, por la intercesión de Tu Santo, ten piedad de nosotros y de Tu pueblo. Amén.
REFERENCIAS
La Ortodoxia es la Verdad. (2023). San Leandro, Obispo de Sevilla. Atenas, Grecia: https://laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
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