conmemorado el 8 de febrero.
El Gran Mártir Teodoro Stratelates era originario de la ciudad de Evcháita en Asia Menor. Estaba dotado de grandes talentos y era muy bien parecido. Por su caridad Dios lo iluminó con el conocimiento de la verdad cristiana. La valentía del santo soldado se reveló luego de que, con el auxilio de Dios, venciera a una gigantesca serpiente que vivía en un precipicio en las afueras de Evcháita. La serpiente había devorado a muchas personas y animales, aterrorizando la provincia. San Teodoro se armó con una espada y la venció, glorificando el nombre de Cristo entre la gente.
Por su valentía, san Teodoro fue nombrado comandante militar [stratelatos] en la ciudad de Heraclea, donde combinó su servicio militar con la predicación del Evangelio entre los paganos subordinados a él. Su don de persuasión, reforzado por su personal ejemplo de vida cristiana, apartó a muchos de sus falsos dioses. Pronto, casi toda Heraclea había aceptado el cristianismo.
Durante éste tiempo el emperador Licinio (311-324) inició una violenta persecución contra los cristianos. En un esfuerzo por sofocar la nueva fe, persiguió a los iluminados adeptos del cristianismo, a quienes percibía como una amenaza para el paganismo. Entre ellos, san Teodoro. Licinio trató de obligar a san Teodoro a ofrecer sacrificios a los dioses paganos. El santo invitó a Licinio a que se acercara a él con sus ídolos para que ambos ofrecieran sacrificio ante el pueblo.
Cegado por su aversión por el cristianismo, Licinio confió en las palabras del santo, mas quedó decepcionado. San Teodoro devastó las estatuas de oro y plata, que luego distribuyó entre los pobres. Así demostró la vana fe en los ídolos sin alma, y también manifestó la caridad cristiana.
San Teodoro fue arrestado y sometido a un cruel y malicioso tormento. Lo arrastraron por el suelo, lo golpearon con varas de hierro, perforaron su cuerpo con púas afiladas, lo quemaron con fuego y sacaron sus ojos. Finalmente, fue crucificado. Varo, el sirviente de san Teodoro, apenas tuvo fuerzas para describir el indecible tormento de su amo.
Dios, sin embargo, en su gran misericordia, deseó que el martirio de san Teodoro rindiera abundante fruto para sus allegados tal como su vida lo hiciera. Un ángel sanó el cuerpo herido del santo y lo liberó de la cruz. Por la mañana, los soldados imperiales lo hallaron vivo e ileso. Al ver con sus propios ojos el poder infinito del Dios cristiano, fueron bautizados no lejos del lugar de la fallida ejecución.
Así san Teodoro se hizo “como un día de esplendor” para aquellos paganos que habitaban en las tinieblas de la idolatría, e iluminó sus almas “con los luminosos rayos de su sufrimiento”. No dispuesto a escapar del martirio por Cristo, san Teodoro se entregó voluntariamente a Licinio y desalentó a los cristianos de alzarse contra el torturador, diciendo: “¡Amados, cesad! Mi Señor Jesús Cristo, colgado en la Cruz, retuvo a los ángeles y no permitió que tomasen venganza de la raza humana”.
Al presentarse a la ejecución, el Santo Mártir abrió las puertas de la prisión con solo una palabra y liberó a los prisioneros de sus ataduras. Las personas que tocaron su túnica fueron sanadas instantáneamente de enfermedades y liberadas de la posesión demoníaca. Por orden del emperador, san Teodoro fue decapitado a espada. Antes de su muerte, dijo a Varo: “No dejes de registrar el día de mi muerte y entierra mi cuerpo en Evcháita”.
Asimismo, pidió ser recordado cada año en éste día: 8 de febrero. Luego inclinó su cuello bajo la espada y recibió la corona del martirio que había buscado. Ésto ocurrió el 8 de febrero de 319, un sábado, a la hora tercera del día.
San Teodoro es considerado el santo patrón de los soldados. También se lo conmemora el 8 de junio.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Greatmartyr Theodore Stratelates “the General”. New York, Estados Unidos: OCA.
Comments