conmemorado el 14 de junio.
El Santo Profeta Eliseo vivió en el siglo IX antes del Nacimiento de Cristo, y provenía del pueblo de Abelmaum, cerca de Jordania. Por mandato del Señor fue llamado al servicio profético por el Santo Profeta Elías (20 de julio).
Cuando llegó el momento de que el profeta Elías fuera llevado al cielo, le dijo a Eliseo: “Pregunta qué debo hacer por ti, antes de que me aparten de ti”. Eliseo pidió audazmente una doble porción de la gracia de Dios: “Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí”. El Profeta Elías dijo: “Él le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no” (4 R 2:10). Mientras iban por el camino hablando, apareció un carro de fuego y caballos y los separó a ambos. Eliseo gritó: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!” (4 R 2:12). Recogiendo el manto de su maestro que cayera del cielo, Eliseo recibió el poder y el don profético de Elías. Pasó más de 65 años en el servicio profético, bajo seis reyes israelitas (desde Acab hasta Joás). Mientras vivió, Eliseo no tembló ante ningún príncipe, y ninguna palabra pudo vencerlo (Si 48:13; “Sirac” recibe el nombre de “Eclesiástico de Jesús, Hijo de Sirac” en las Biblias católicas).
El Santo Profeta obró cuantiosos milagros. Partió las aguas del Jordán, habiéndolo herido con el manto del profeta Elías; hizo apta para beber las aguas de un manantial de Jericó; salvó a los ejércitos de los reyes de Israel y de Judá que yacía en un desierto árido, haciendo brotar abundante agua con su oración; libró a una viuda pobre de la muerte por inanición a través de un milagroso aumento de aceite en una vasija. Ésta mujer sunamita que mostró hospitalidad al Santo Profeta se llenó de gozo por el nacimiento de un hijo a través de su oración, y cuando el niño murió, el Profeta lo resucitó. El comandante militar sirio Namaan fue sanado de la lepra, pero el siervo del Santo Profeta, Giezi fue afligido por ella, porque desobedeció al profeta y tomó dinero de Namaan.
Eliseo predijo al rey israelita Joás la victoria sobre sus enemigos, y por el poder de su oración obró muchos otros milagros (4 R 3-13). El Santo Profeta Eliseo murió en la ancianidad en Samaria. “Durante su vida hizo prodigios, y después de su muerte fueron admirables sus obras” (Si 48:14). Un año después de su muerte, un cadáver fue arrojado a la tumba del profeta. Tan pronto como el muerto tocó los huesos de Eliseo, revivió y se puso de pie (4 R 13: 20-21). El Profeta Eliseo y su maestro, el Profeta Elías, no dejaron libros tras de sí, ya que su predicación profética era oral. Jesús, hijo de Sirac, elogió a los dos grandes profetas (Si 48:1-15).
Juan de Damasco compuso un canon en honor del Profeta Eliseo, y en Constantinopla se construyó una iglesia en su honor.
Juliano el Apóstata (361-363) dio órdenes de quemar las reliquias de los Profetas Eliseo, Abdías y Juan el Precursor, pero los creyentes conservaron las santas reliquias y una porción de ellas fueron trasladadas a Alejandría.
En el siglo XX, el humilde sacerdote Nicolás Planas tenía gran veneración por el Profeta Eliseo, y fue considerado digno de verlo en visiones.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Prophet Elisha. New York, Estados Unidos: OCA.
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