conmemorado el 15 de noviembre.
El Venerable Paisio Velichkovski (ru. Паисий Величковский) nació en Poltava, en la Pequeña Rusia, el 21 de diciembre de 1722, y fue el undécimo de doce hijos. Su padre, Ivan, era sacerdote y lo dio el nombre de Pedro (ru. Пётр) en el Santo Bautismo, en honor a san Pedro, Metropolitano de Moscú, en cuya festividad nació.
Después del reposo del padre de los niños, su madre, Irene, los educó en la piedad. Pedro fue enviado a estudiar a la Academia Moghila en Kiev en el año 1735. Después de cuatro años, Pedro decidió dejar el mundo y convertirse en monje. A los diecisiete años, partió en busca de un Monasterio y de un buen padre espiritual. Durante siete años, Pedro visitó varios Monasterios, incluida la Lavra de las Cuevas de Kiev, pero no se sintió atraído por ninguno de los Monasterios de Ucrania.
Después de ser nombrado Monje rasóforo (uno bendecido para llevar el rasson, mas aún sin ser tonsurado “con la mantiya”) en el Monasterio de San Nicolás Medvedevsky con el nombre de Platón, advirtió que no había ningún Anciano experimentado allí que pudiera enseñarlo obediencia o dirigirlo espiritualmente. No deseando comenzar su vida monástica sin tal guía, dejó el Monasterio una semana después con la bendición de su Anciano.
Al principio, fue a Kiev, donde se encontró con su cuñada, la viuda de su hermano mayor, el arcipreste Ivan. Ella lo relató el pesar de su madre cuando abandonó Kiev, cómo su alma pareció verse afectada por su dolor. Un día, un ángel se apareció ante ella, diciendo que, en vez de amar al Creador con todo su corazón y alma, amaba más a Su creación (su hijo). Por causa de éste amor excesivo, prosiguió el ángel, estaba pensando en morir de hambre, lo que resultaría en su condena eterna. El ángel le dijo que, por la gracia de Dios, su hijo se haría monje y que ella también debería renunciar al mundo y hacerse monja. Después de ésto, se tranquilizó y aceptó la voluntad de Dios. Entró en un convento y fue tonsurada con el nombre de Juliana. Después de diez años, durmió en el Señor.
Mientras se hallaba en Kiev, el padre Platón conoció a dos monjes de Rumania que estaban a punto de regresar a su país. Después de cruzar la frontera con Moldavia, llegaron a Valaquia y al Skete de San Nicolás, que se llama Trăisteni, cerca del año 1745. El Anciando de los Skete, el Hieroesquemamonje Mikhaíl, estaba de viaje de negocios en Ucrania, por lo que el padre Platón y sus compañeros fueron recibidos por el superior, el padre Demetrios. El padre Platón fue puesto bajo obediencia general y se lo dio una celda cerca del Skete, desde donde se podía ver la iglesia.
Una noche, mientras dormía, sonó el semantron llamando a los monjes a los maitines del domingo, pero el padre Platón no lo oyó. Se despertó y corrió a la iglesia, sólo para encontrar que ya se había leído el Evangelio y se estaba cantando el Canon. En su dolor y vergüenza, no entró en la iglesia, sino que regresó a su celda, llorando amargas lágrimas. Después de la Liturgia, cuando llegó la hora de los alimentos, el Superior y el Anciano se sorprendieron de que el padre Platón no hubiera sido visto en los servicios. El Anciano ordenó que se retrasara la comida mientras enviaba al padre Atanasio a averiguar qué había sucedido con el monje ausente. El padre Atanasio lo encontró y le preguntó por qué lloraba. Con dificultad, el padre Platón pudo decirle la razón de su dolor. El padre Atanasio trató de consolarlo y lo instó a ir al Skete, donde los demás aguardaban. Finalmente, accedió ir.
Al ver a los hermanos sobre la mesa mas sin tomar alimentos, el padre Platón se postró ante ellos llorando y pidiendo perdón. El Anciano y el superior lo levantaron y escucharon del padre Atanasio el motivo de su dolor. El Anciano le dijo al padre Platón que no se afligiese tanto por algo que había sucedido involuntariamente e hizo lo posible por consolarlo. Desde ese día, sin embargo, el Santo no dormía acostado en la cama, sino sentado en un banco.
Un día, el anciano Onofre de Kyrkoul visitó el Skete y habló de su Skete en Kyrkoul. El padre Platón anhelaba ver Kyrkoul, por lo que regresó allí con el padre Onofre. Permaneció allí durante un tiempo, conversando con el padre Onofre sobre la superación de las pasiones, el combate con los demonios, la oración incesante y otros temas de beneficio para el alma. Ésta semilla cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto espiritual a ciento por uno (cfr. Lc 8:8).
Llegó el momento en que el padre Platón anhelaba visitar el Monte Athos. Pidió a los hermanos del Skete, y a los de otros Sketes, su perdón y bendición para el viaje. Asimismo, agradeció su bondad y su instrucción paternal. Lo bendijeron y lo dejaron ir en paz. En ese momento, tenía solo veinticuatro años.
El padre Platón viajó al Monte Athos en 1746 y arribó a la Gran Lavra el 4 de julio, víspera de la Festividad de San Atanasio de Athos. Su compañero de viaje, el Hieromonje Trifón, enfermó y durmió en el Señor cuatro días después. El padre Platón habría muerto de la misma enfermedad si no hubiera sido por los cuidados de los monjes rusos. Se recuperó y vivió en soledad en una celda llamada Kaparis, cerca del Monasterio del Pantocrátor. Fue a visitar a muchos ascetas y solitarios en busca de un padre espiritual, pero no pudo encontrar a nadie adecuado.
En el año 1750, san Basilio de Poiana Mărului (15 de abril) visitó la Montaña Sagrada y pasó algún tiempo con el padre Platón, quien le pidió la tonsura monástica. El Anciano Basilio le concedió su petición y le dio el nombre de Paisio. Luego, el padre Basilio regresó a su Skete en Vlachia. Unos tres meses después, un joven monje llamado Besarión arribó al Monte Athos desde Vlachia. Recorrió los Monasterios en busca de un instructor, pero no lo encontró. También acudió al padre Paisio y le pidió que le dijera algo sobre cómo salvar su alma. El padre Paisio suspiró y le dijo que él mismo había estado buscando un instructor sin éxito. Sin embargo, sintiendo compasión por el padre Besarión, le habló un poco sobre las cualidades necesarias para un verdadero instructor y sobre la Oración de Jesús. Después de escucharlo, el padre Besarión dijo: “¿Por qué debo buscar más?”. Cayó a los pies del padre Paisio, rogándole que fuera su Anciano. El padre Paisio no deseaba ser el Anciano de nadie, prefiriendo estar bajo la autoridad de un Anciano. El padre Besarión lloró durante tres días hasta que el padre Paisio finalmente aceptó aceptarlo como amigo, mas no como discípulo. Vivieron juntos por cuatro años, cumpliendo los mandamientos de Dios, cortando su propia voluntad y obedeciéndose uno a otro como iguales.
Otros discípulos comenzaron a unirse a ellos, y su número continuó aumentando. Como necesitaban un sacerdote y un confesor, suplicaron al padre Paisio que aceptara la ordenación. Él no quería saber nada de ésto y se negó repetidamente a consentir. Sin embargo, no se dieron por vencidos. Le preguntaron cómo podía esperar enseñar a los hermanos la obediencia y cortar su propia voluntad, cuando desobedeció las súplicas llorosas de aquellos que deseaban que aceptara. Finalmente, dijo: “Que se haga la voluntad de Dios”.
En el año 1754, el padre Paisio fue ordenado sacerdote y recibió la Skete del Profeta Elías, donde comenzó a aceptar aún más discípulos. San Paisio permaneció en el Monte Athos durante diecisiete años, copiando obras de Patrística en griego y traduciéndolas al eslavo.
En el año 1763, el padre Paisio fue a Moldavia con sesenta y cuatro discípulos y recibió el Monasterio de Dragomirna cerca de la ciudad de Sochava, en la frontera entre Bucovina y Moldavia. Allí permaneció durante doce años y el número de monjes aumentó a trescientos cincuenta. Su amigo, el Hieromonje Alexius, vino a visitarlo desde Valaquia y el padre Paisio pidió ser tonsurado en el Esquema. El padre Alexius así lo hizo, mas sin cambiar su nombre. Mientras estaba en Dragomirna, el Anciano Paisio corrigió las traducciones eslavas de los libros patrísticos comparándolas con los manuscritos griegos que había copiado en el Monte Athos.
En el año 1768 estalló la guerra ruso-turca (o bien, la guerra de Oriente) y en ella se libraron grandes batallas en Moldavia y Valaquia. Dragomirna y los bosques de los alrededores se llenaron de refugiados de los pueblos cercanos a los campos de batalla. En el año 1771 se produjo otra catástrofe con la peste. Cuando Dragomirna y Bucovina quedaron bajo el control de los católicos austríacos, san Paisio y su rebaño huyeron a Moldavia. En octubre del año 1775, el Santo Anciano y muchos de sus monjes marcharon hacia el Monasterio de Secu, que está dedicado a la Decapitación de San Juan Bautista.
Secu era demasiado pequeño para el número de hermanos, que se apiñaban con tres a cinco monjes en cada celda. En primavera, habían de llegar más hermanos de Dragomirna, por lo que tuvieron que construir nuevas celdas. Después de tres años de labores, se completaron cien celdas y todos tenían un lugar. Sin embargo, el número siguió aumentando y tuvieron que buscar un Monasterio más grande.
El príncipe Constantino Muruz escribió al Anciano diciendo que no había Monasterio más grande que Neamţ, a dos horas de Secu. El día 14 del mes de agosto de 1779, san Paisio se trasladó al Monasterio de Neamţ, donde pasó los últimos quince años de su vida traduciendo los escritos de los Santos Padres. También introdujo el Typikon (Regla) del Monte Athos en esa comunidad. Reunió a unos mil monjes en el Monasterio, instruyéndolos en la oración incesante del corazón.
El Arzobispo Ambrosio visitó a san Paisio en Neamţ en 1790, permaneciendo dos días para conversar con el Anciano. Durante la Liturgia dominical, elevó al Venerable Paisio al rango de Archimandrita. Permaneció dos días más y luego se fue después de bendecir a todos.
San Paisio durmió en el Señor el día 15 de noviembre del año 1794, cuando tenía casi setenta y dos años. Es posible que Dios lo revelara de antemano la hora de su muerte, ya que dejó de traducir libros. Se limitó a revisar y corregir lo que ya había sido traducido.
Estuvo enfermo durante cuatro días, pero se sintió lo suficientemente bien como para asistir a la Liturgia dominical. Concluido el servicio, pidió a todos que vinieran a recibir su bendición. Se despidió de todos, regresó a su celda y no recibió a nadie. Unos días después, el 15 de noviembre, recibió los Santos Misterios una vez más y entregó su alma a Dios. Su funeral fue dirigido por el obispo Veniamin de Tuma, y asistieron multitudes de sacerdotes, monjes, laicos, nobles y gente común.
Las santas reliquias de san Paisio Velichkovski fueron descubiertas en 1846, 1853, 1861 y 1872, y se encontró que estaban incorruptas.
San Paisio ha tenido una enorme influencia, no solo en Rumania, sino en todo el mundo ortodoxo. Sus discípulos viajaron a Rusia, provocando el renacimiento espiritual del siglo XIX con las traducciones eslavas de la Filocalia y la tradición de la dirección de los Ancianos que habían aprendido de san Paisio. Su influencia se ha sentido incluso en América, a través de san Germán de Alaska (13 de diciembre). San Germán había sido instruido por Ancianos cuya formación espiritual fue guiada por san Paisio.
Estando aún en Rusia, san Germán conoció a san Nazario (23 de febrero), quien se convirtió en su Anciano en Valaam, en Sarov, y luego lo siguió al Monasterio de Sanaxar cuando san Teodoro (19 de febrero) era Higúmeno. Uno de los libros que san Germán trajo consigo a América fue la Filocalia eslava, impresa en el año 1794. No solo asimiló la sabiduría espiritual que contenía, sino que, así mismo, la impartió a otros.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Venerable Paisios Velichkovsky. New York, Estados Unidos: OCA.
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